Las temperaturas altas pueden hacer que el motor se sobrecaliente, lo cual puede resultar en daños graves e incluso en la avería total del motor si no se toman medidas adecuadas.
Cuando el motor se encuentra a temperaturas demasiado altas, puede experimentar una disminución en su rendimiento. Esto puede traducirse en una menor potencia, aceleración más lenta y respuesta deficiente del vehículo.
Las altas temperaturas pueden acelerar el desgaste de diversos componentes del vehículo, como las juntas, las correas, los sellos y los líquidos, lo que puede llevar a fallas prematuras y costosas reparaciones.
El sistema de enfriamiento del vehículo puede verse afectado por temperaturas altas. Esto incluye daños en el radiador, la bomba de agua, los termostatos y las mangueras, lo que puede resultar en fugas de líquido refrigerante y un mal funcionamiento general del sistema.
Las altas temperaturas pueden hacer que el motor trabaje más duro y menos eficientemente, lo que puede resultar en un mayor consumo de combustible.
Si las temperaturas son extremadamente altas y se produce una fuga de líquido refrigerante o aceite, existe el riesgo de que se produzca un incendio en el compartimento del motor.